El cruce del viaje eterno y el momento

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Por Miriam Lazaro

Un libro es el eterno viaje. Despliega el tiempo en un instante y rompe la cruda ley del reloj.  La rosa es el momento. Su condición única y perecedera es la razón de su belleza. Sant Jordi une lo absoluto y lo efímero. En medio del bullicio, del caos, de la ciudad multicultural en su máxima expresión.

Este cruce se expresa en los instantes de quietud generados por la lectura. Los transeúntes se congelan ante el encanto de las letras. El segundo se expande. La mente habita otro tiempo, y, contra toda autoridad, es capaz de evocar una y otra vez aquello efímero. Personas, épocas, vidas, perennes en papel.

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